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Impacto del entrenamiento en la enfermedad de Alzheimer

Según la OMS la enfermedad de  Alzheimer (EA) es definida como “una enfermedad neurodegenerativa de etiología desconocida caracterizada por un deterioro progresivo de la memoria y la función cognitiva, que representa aproximadamente el 50%-75% de todos los casos de demencia”.

Según el Global Burden Disease Study, la EA  es a día de hoy, una de las enfermedades cuyo crecimiento se presenta como más rápido y frecuente entre las 50 causas principales de mortalidad y contando con ciertos estudios donde se ha confirmado la expansión de esta enfermedad en sujetos con demencia, indicando un aumento de cerca del 87% de estos pacientes, que la sufrirán en Europa en el periodo comprendido entre 2010 y 2050 (Niu; Álvarez; Guillen; Aguinaga.; 2016).

Las consecuencias de esta enfermedad son: pérdida de memoria a corto plazo, alteración en la capacidad de razonamiento, afasia, apraxia pérdida de capacidad espacial o cambios de carácter, provocados por una acumulación progresiva de las placas neuronales llamadas péptidos B- amiloide y de placas seniles fosforiladas y marcadores neurodegenerativos tempranos a nivel cerebral. (Garzón, P; Camacho M.,; Tapiero L; 2017).  Asimismo, este trastorno neurológico, provoca la muerte neuronal, dando lugar a la atrofia y pérdida de masa cerebral en la zona de los lóbulos a nivel de la corteza.

Para poder prevenirlo o paliar sus síntomas el entrenamiento ha sido una herramienta fundamental, los efectos del ejercicio según numerosas evidencias científicas son una herramienta útil para obtener resultados como una medicina natural, pues comienzan por retrasar el inicio de la enfermedad y ralentizar la progresión de esta, al producirse cambios metabólicos y neuropatológicos, los cuales empeoran mediante el transcurso de la enfermedad por causas subyacentes, estos cambios nocivos pueden ser modificados mediante el ejercicio (estimula la hormona Irisina que trae consigo un aumento de la protección del cerebro mediante el neuroprotector BDNF), en un tiempo relativamente corto de 6 meses de entrenamiento (Bellido, 2019).

En segundo lugar, algunas anomalías psicológicas y fisiológicas, las cuales acompañan el curso de la enfermedad, pueden ser mejoradas, sin olvidarnos de que suponen una mejoría también para las personas de avanzada edad que no tienen la enfermedad Alzheimer y a las cuales también les aporta una mejoría a nivel de salud, movilidad, autonomía.

 

TIPS para la prevención y paliación de la Enfermedad de Alzheimer

Tip nº1

La enfermedad de Alzheimer es uno de los trastornos más graves y extendidos en toda la población.

Tip nº2

Mediante el entrenamiento podemos proteger nuestro cerebro para prevenir problemas neurológicos y evitar esta enfermedad (Hormona Irisina).  

Tip nº3

Los beneficios del entrenamiento se ven reflejados en mayor medida en personas en fase inicial de la enfermedad.

Tip nº4

El entrenamiento no sólo ayuda a enfermos de Alzheimer, sino en todos los aspectos de    fuerza, movilidad, estabilidad y control motor tan necesarios para una persona en la tercera edad.

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